miércoles, 12 de julio de 2017

La picada

Pesca de la Dorada desde Espigón

(Sección de pesca)

Toni Surfcasting nos cuenta los entresijos de la pesca de la dorada desde espigón. 

Como todo pescador, tenemos un pez que nos deleita por su belleza, su forma de luchar o simplemente por su dificultad a ser pescado, nos lleve a buscarlo en lugares y terrenos hostiles sin importar si ese día nuestros ojos queden maravillados al ver nuestro amado pez. 

La dorada, de la familia de los espáridos también conocida por los pescadores como peces de roca, es decir, peces que suelen comer en lugares y fondos rocosos aunque se suelen ver y pescar mucho por arenales. Su alimentación es muy variada; gusanos, peces, aunque este animal se decanta más por el sabroso y presentable marisco; muergos, mejillones, cangrejillos, erizos de mar... 

Lo mejor de la pesca, aparte de las capturas que podemos llegar a tener, está la compañía de amigos de afición, como por ejemplo, la que tuvimos esta pasada semana los miembros del G.S.P. Sanlúcar Fishing, un grupo de pescadores de Sanlúcar de Barrameda. Nos reunimos concretamente en el famoso y conocido Espigón de Tabacaleras en Cádiz. Una zona elegida por nosotros estratégicamente debido al fuerte temporal de viento que sufrimos estos últimos días.

Muchos de nosotros, por no decir todos los pescadores, nos gustaría saber exactamente dónde se encuentran los peces para así tener una mañana o noche con más actividad. Pero la dificultad de pescar la dorada nos hace luchar y perseguirla con más ganas e ímpetu como hicimos todos los compañeros de equipo en esta magnífica noche.

Si estamos pescando en un espigón, lo más normal es que dicho pez se acerque mucho a nosotros, ya que lo que busca son pequeños mejillones, algunas lapas o erizos o cualquier otro alimento que le valgan para saciar su apetito. En las primeras luces del sol de la mañana es su mejor hora para pescarlas pero como ya comenté con anterioridad, también podemos buscarla en noches al igual que en el día.

Desde que llegamos, la incertidumbre se apoderó de nosotros, mar revuelta, mucho viento, pero eso no era impedimento para empezar nuestra jornada de pesca y comenzar a tentar este pez.

Al poco rato ya se sucedían las picadas sin cesar: sargos, roncadores y algunas que otra mojarras nos hicieron divertirnos un gran rato con los amigos. ¡Qué gran momento y qué maravilla viendo cómo se movían todos nuestros punteros! Aún así, seguimos buscando nuestra reina sin dejar de entretenernos con los otros peces que mordían el anzuelo.

El cebo que fuimos utilizando fueron gusanos tales como el canutillo, americana, coreana, un poco de muergo licrado, cigalas y tiras de choco sucio de los cuales fuimos probando e intentar engañar con distintas técnicas a la dorada. Fue una salida de pesca nocturna y estos peces suelen dar la cara cuando el sol aparece pero no siempre es así; hay puntos y zonas dónde podemos buscarlas de noche. Solo tenemos que ir probando sitios y lugares e iremos descartando los que tuvimos menos actividad y ninguna señal del pez que andamos buscando. Aclarar que estos lugares no tienen una escasa actividad (claro está), solo que ese día por alguna causa ya sea el viento, la marea, o el simple clima no nos acompaña.

Ya era tarde, aguas claras y poco viento, fue ahí cuando decidimos poner empeño y por fin ya salió la primera con un gusano de canutillo bien presentado. Fue unos de los momentos el cual creímos que traeríamos tras nuestro aparejo, una simple mojarra pero su forma de cabecear, de luchar, de torcer la caña nos puso en alerta para darnos cuenta de que ya traíamos la primera. Toda una alegría que nos corrió por el cuerpo cuando vimos este hermoso pez fuera en la roca, con sus colores característicos que rápidamente capto nuestra atención.

La forma de localizarlas muchas veces no es la idónea, a veces preferimos ejecutar un lance bonito con nuestra caña, antes de hacer un lance preciso, es decir, lanzamos más sin darnos cuenta que el pez está cerca cuando realmente en un espigón podemos aprovechar su terreno.

La noche trascurrió con mucha actividad dando la cara numerosas doradas que devolvimos al agua, ya fue por sus tallas o porque vimos que el pez no tenía el porte y tamaño que andamos buscando; aún así no era excusa para decir que no estábamos disfrutando.

Fue pasando la noche, el sol aparecía y ya decidimos terminar nuestra jornada de pesca. Entre risas y bromas típicas entre amigos, mientras recogíamos nuestros bártulos, seguíamos comentando la gran noche que tuvimos hasta el punto de ponernos a pensar en cuando podríamos volver a salir de pesca, es lo que tiene este bello arte, cuando te adentras en el ya no se sabe cuándo se puede salir. 

Sin duda alguna, la dorada es la reina de muchos de nosotros, un pez que nos hace soñar, es algo que solo los pescadores entendemos. Solo nosotros sabemos la satisfacción que nos lleva tener una maravillosa dorada enganchada en nuestro anzuelo y que con su lucha por sobrevivir nos haga disfrutar como nada en el mundo. 


Toni Surfcasting para www.territoriocinegetico.com